Los acontecimientos y nuestro carácter

27 diciembre 2009
Así como un buen jardinero cultiva las flores y frutos que quiere, manteniéndola libre de mala hierba, así debes atender tu mente limpiándola de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando pensamientos correctos, útiles y puros descubriendo las leyes del pensamiento, y entendiendo, cómo la fuerza del pensamiento y los elementos de la mente operan en la formación de tu carácter, circunstancias y destino.

Estás en el lugar que te corresponde de acuerdo a lo que eres, o crees que eres. No es a causa de la suerte o mala suerte sino que los pensamientos que han formado en tu carácter te han llevado allí. Eres un ser de evolución y progreso, estás en un punto en el que debes aprender para crecer; y una vez que lo has echo, ésta termina y da lugar a otras circunstancias. Siempre serás víctima mientras creas que las condiciones exteriores te controlan, pero cuando aceptes tu poder creativo y empieces a manejar los pensamientos que crean tales circunstancias, te convertirás en el dueño y señor de tu vida.
Aquellos que por algún tiempo han practicado el autocontrol y la auto purificación saben que las circunstancias nacen de los pensamientos, porque han notado que las alteración de sus circunstancias ha estado en exacta relación con la alteración de su estado mental. De este modo, es verdad que cuando alguien se dedica a cambiar sus pensamientos a subsanar las deficiencias de su carácter, experimenta una serie de cambios repentinos en sus circunstancias.
Atraes aquello que secretamente albergas en tu mente; aquello que amas, y también aquello que temes. Cada pensamiento albergado en la mente, y que hecha raíces, se reproduce a sí misma, tarde o temprano en acciones, produciendo sus propios frutos de oportunidad y circunstancias. Buenos pensamientos producen buenos frutos, malos pensamientos malos frutos.
Las circunstancias son formadas en el mundo de los pensamientos, y todas las condiciones externas, agradables y desagradables, son factores de aprendizaje ya que aprendes tanto sufriendo como disfrutando.

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